Anorgasmia
Desde 2010, el 4 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual. Este término se acuñó por primera vez en 1994, en una conferencia internacional sobre población y desarrollo de Naciones Unidas. Lo definieron como un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedad o dolencia, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos.
Añadieron además, la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos. La sexualidad es, por lo tanto, un aspecto más de la salud a considerar y no hay que tomarlo a la ligera.
La anorgasmia (o disfunción orgásmica) en mujeres es un tema del que no se habla mucho, pero que afecta entre al 20 y al 40% de las mujeres en algún momento de sus vidas. Concretamente en España se estima una incidencia entre un 5 y un 40%. La disfunción orgásmica o anorgasmia es la inhibición recurrente del orgasmo. Es decir, que después de la correcta estimulación no se llega al orgasmo de forma recurrente.
¿Por qué puede ocurrir la anorgasmia?
En un 5% de los casos se debe a un problema fisiológico:
- Desordenes hormonales.
- Dolor pélvico crónico.
- Algunos fármacos, como los usados para tratar la depresión.
- Sequedad vaginal.
- Algunas enfermedades crónicas, como la esclerosis múltiple, en la que pueden verse afectados los nervios que conectan la pelvis.
El resto de causas son psicológicas, y pueden ir desde la falta de conocimiento sexual hasta tener antecedentes de violación. Por lo tanto, cualquier mujer puede sufrir disfunción orgásmica. Por otro lado, no se considera anorgasmia si se tienen orgasmos con normalidad, y alguna vez no se llega al clímax; la anorgasmia se da cuando sucede de forma prolongada.
Podemos diferenciar cuatro tipos:
- Anorgasmia primaria: Se da en personas que nunca han tenido un orgasmo.
- Anorgasmia secundaria: Se da en personas que han tenido orgasmos con anterioridad pero que ya no los tienen.
- Anorgasmia situacional: Se da en personas que pueden tener orgasmos sólo en determinadas situaciones. Por ejemplo, pueden tener orgasmos solos, pero no con parejas.
- Anorgasmia generalizada: Se da en personas que no pueden tener orgasmos en ninguna circunstancia ni con ninguna pareja.
¿Hay solución?
Mientras que para los casos de impotencia masculina existen fármacos efectivos, para la anorgasmia femenina no los hay. Existen algunos fármacos que estimulan la excitación de la mujer, pero tienen tasas de efectividad muy baja, por lo que no son la mejor solución.
Los profesionales suelen emplear el tratamiento sexológico. Existen diferentes modelos terapéuticos, todos bastante parecidos entre sí, pero no se sabe a ciencia cierta cuál es el más efectivo. El Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP) aplica un método que recoge aspectos de varias opciones terapéuticas, ya que han visto que es lo más efectivo. Este tratamiento sexológico consta de cuatro pasos:
- Potenciación de la erotofilia: Consiste en intentan eliminar los pensamientos negativos sobre la sexualidad y que la paciente pierda el miedo a lo erótico. Es un paso más informativo, en el que se dan charlas y se recomiendan lecturas a las pacientes.
- Autoestimulación: Primero de todo, se enseña a la paciente a relajarse y concentrarse en todas las partes del cuerpo. Luego, si se trata de mujeres con anorgasmia primaria, se empieza por la visualización de sus propios genitales en el espejo, ya que la anorgasmia primaria se debe en muchos casos al desconocimiento del cuerpo y al pudor por el sexo. Después se pasa a la estimulación genital poniendo énfasis en el clítoris y por último, si se tiene pareja, se potencia la comunicación entre ellos.
- Erotización sensual y orgásmica: Después de la autoestimulación se puede recomendar la estimulación manual por parte de la pareja.
- Capacitación orgásmica: En esta fase se pasa de la estimulación manual a la penetración.